Trail running y actividades en contacto con la naturaleza.
sábado, 30 de mayo de 2009
¡Lo logré!
No estuvo mal para ser mi primera prueba en esta distancia. Conseguí acabar que no es poco. Mi idea antes de salir era terminar en unas 13 horas. Al final fueron 17 horas y media las que necesité para acabar los 101 kilómetros de Ronda.
A las 10,15 llegué a Ronda desde Jimera de Libar el pueblo donde me alojaba. Aparqué cerca del lugar de salida, pero lejos de la meta. Algo que luego lamentaría. En el polideportivo tras sellar el control de acceso a la zona de corredores el ambiente era frenético. Miles de personas calentando y ultimando el material para la dura prueba que nos esperaba. A las 10,30 se dió la salida neutralizada a los miles de ciclistas que también realizarían el mismo recorrido de 101 kilómetros. Tras su salida nos empezamos a colocar todos los corredores, más de tres mil personas.
A las 11 un cañonazo de la legión dió la salida y allí empezaba el jaleo. A las 11 de la mañana ya apretaba un calor importante, sobre todo para una persona del norte, acostumbrada a correr hace un mes todavía con frío y lluvia. Atravesamos Ronda y poco a poco fuí adelantando posiciones hasta encontrar un grupo de gente que llevase un ritmo similar al mío. En la primera subida importante, alrededor del kilómetro 30, el calor se empezó a cobrar las primeras víctimas. Varias personas de las que iban por delante ya empezaban a pararse por calambre e incluso desvanecimientos. A mí me empezó a entrar el acojone y pensé que si estas personas que iban por delante mío y parecían experimentados ya estaban reventados que no me pasaría a mí un completo inexperto en estas distancias. Dejé atrás a algúnos corredores que empezaban a ser evacuados por vehículos de la Legión y me concentré en beber y alimentarme bien. Cada veinte minutos bebía sales y cada hora aproximadamante comía alguna barrita o geles de asimilación lenta, todo iba bien.
A partir del kilómetro 50, cerca de Setenil de la Frontera, empecé que se estaban creando ampollas en ambos pies. Si he de ser sincero no me había preocupado mucho de las ampollas porque nunca había tenido ampollas corriendo. Afortunadamente había sido previsor y llevaba aguja e hilo para sacar el líquido de las ampollas y compeed para protegerlas. Me detuve, me quité los calcetines y lo que allí ví daba pena. Tenía los pies reventados por el calor, me curé como pude me puse unos calcetines de repuesto y seguí hacía Ronda.
Con la llegada del atardecer, la noche y la bajada de las temperaturas el cuerpo empezó a funcionar mejor y con la ayuda del frontal superé junto a otro corredor de Lugo las últimas dificultades de la prueba. La última cuesta, que los veteranos llaman del cachondeo, ofrecía una imagen espectacular, se subia en dirección al Puente Nuevo de Ronda perfectamente iluminado desde el tajo. Es una imagen que no olvidaré. Tras llegar al Puente Nuevo, un kilómetro nos separaba de la meta que increiblemente todavía estaba llena de gente animando a las cuatro y pico de la mañana.
El siguiente año que venga a Ronda intentaré aparcar más cerca de la llegada de la Alameda. No es muy agradable tras correr más de cien kilómetros buscar el aparcamiento en plena madrugada en las afueras de Ronda. Casi me quedo a dormir en el coche. Al llegar al camping, al meterme a la ducha, el consiguiente y habitual bajonazo de tensión. Las secuelas físicas de la prueba no han sido muy graves, si exceptuamos los andares de pato los dos días siguientes, o como me decía Lupe, andaba como "las muñecas de Famosa". Pero bueno, sarna con gusto...
Las sensaciones durante la prueba fueron buenísimas. La cabeza, que era lo que más temía, no me traicionó. En ningún momento pensé en abandonar pese a las ampollas. Lo que me da muchos ánimos para este tipo de pruebas en las que muchas veces mentalmente te rindes antes que el cuerpo diga basta.
En la clasificación de mi categoría (ya soy veterano) quedé el 368 y el 700 en la general. Teniendo en cuenta que participamos más de 3000 corredores y llegamos poco más de dos mil no me puedo quejar. Aunque habrá que mejorarlo en futuras ediciones.
Como dice el slogan de esta prueba: el dolor es temporal, el orgullo es para siempre. Yo estoy orgulloso de haber terminado esta dura prueba.
Aficionado a los deportes al aire libre: montaña, running... Todo aquello que me haga estar en contacto con la naturaleza y pueda disfrutar con mi perro Athos.
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3 comentarios:
Enhorabuena¡
Enhorabuena Patxi, me alegro de que tu experiencia en Ronda sea tan positiva. Leyendo tu crónica dan ganas de apuntarse a la próxima.
Pues yo me sumo a las felicitaciones, una autentica proeza que merece todos mis respetos. Enhorbuena.
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