lunes, 26 de mayo de 2008

Roca, barro, sudor y calambres


Ayer se celebró la XVII Marcha de Fondo del C.M. Gazteiz. A las siete de la mañana estábamos preparados para afrontar los 44 kilómetros de una ruta circular que saldría de Angosto, pasaría por 9 cimas de la Sierra de Arkamo y volver a Angosto.
En la salida parecía que nadie se atrevía a lanzarse a correr, aunque había mucho machaca con pintas de correr como gacelas, por lo que me puse en cabeza y corrí en solitario en medio de una espesa niebla haciendo en cabeza las dos primeras cimas.
Al ir cogiendo altura la niebla se fue disipando y tenía una vista impresionante desde la cima de Peña Alta. Allí me despisté un poco con las marcas que mostraban el camino y me cogió un grupo de gente experimentada con los que decidí continuar ya que llevaban un ritmo que podía aguantar. Hicimos juntos las siguientes tres cimas. En el segundo control de paso nos dijeron que un chico que se había adelantado había sido mordido por un mastín que cuidaba del ganado.
Más adelante algunos del grupo (sobre el kilómetro 25) tiraron un poco más y me quedé con otro chico que estaba preparando la marcha Hiru Haundiak y continué con él hasta prácticamente el final. Llevábamos un ritmo vivo que podíamos aguantar hasta el final. Esta parte central de la marcha discurría por rocas sueltas que te dejaba las plantas de los pies machacadas. afortunadamente todavía no había aparecido el barro.
A falta de 14 kilómetros empezaron a aparecer los problemas. Preveíamos llegar en seis horas y media. Marchábamos en los puestos 8º y 9º, yo ni me lo creía.Eran las 11:20 y pretendíamos terminar la marcha en 6h. y media. Pero ya me temía, que al no haber hecho nunca distancias tan largas no tardarían en aparecer los problemas musculares.
Primer problema: En un cambio de dirección no vimos las marcas y continuamos rectos casi dos kilómetros, cuando nos dimos cuenta de que íbamos mal y cogimos el camino bueno ya habíamos perdido 20 minutos y nos habían alcanzado varias personas.
Segundo problema: Las dos últimas cimas se subían por cuestas imposibles que había que subir a cuatro patas. Allí empezaron los problemas musculares. Empecé a tener calambres en los cuádriceps y tuve que bajar el ritmo, tomé glucosa y en unos minutos volvía a marchar casi normalmente. El compañero tiró para adelante. Yo ya no podía aguantar el ritmo.
Tercer problema: Tras la última cima, ya me costaba hasta caminar. Y hizo su aparición el barro. Esos siete kilómetros me costó hacerlos casi dos horas. Barro por encima del tobillo, caídas y resbalones constantes. Un martirio. El que diseñó la última parte del recorrido se lució. En algún sitio debía haber alguna cámara oculta grabando los resbalones.
Finalmente, llegué a la meta. Llegué sobre el puesto 20º. En los últimos kilómetros me pasó bastante gente. Pese a todo, una experiencia durísima, pero tampoco creía que iba a tener tan buen rendimiento a lo largo de cuarenta kilómetros.
Conclusiones: Para la siguiente, me he de hacer con unos bastones para ayudarme en las subidas y bajadas fuertes. La mayoría de los machacas los llevaban y me dijeron que en las subidas ayudaban mucho. He de cambiar las zapatillas. En la foto no se aprecia , pero tienen un desgarrón importante, con lo que ahora solo tengo las zapatillas que uso para entrenar. Otra sangría para mi maltrecha economía. Luego decía que el ciclismo era un deporte caro. Voy comprando un par cada seis meses. La verdad es que acaban destrozaditas.
Bueno, a seguir entrenando y progresando.Poco a poco se va notando la mejoría. Os seguiré contando mis aventurillas.

3 comentarios:

Julie B dijo...

Hola Patxi! Que guapo el relato! Uuff, que duro parece esto!
Pues a seguir entrenando pa la próxima!!

Saludos

Julie

Landes dijo...

Debe de ser muy muy duro, pero también muy muy bonito.

Alguna vez me gustaría hacer una carrera de montaña, con lo que me gusta el campo y siempre corriendo por asfalto.

Un saludo.

Grimo runner dijo...

Pues si que tiene buena pinta desde aqui la carrera, supongo que haberla corrido ha sido muy duro pero te veo satisfecho, que es lo importante. Un abrazo.