sábado, 20 de diciembre de 2008

Marcha reivindicativa al Gorbea


Esta mañana un grupo de compañeros hemos subido a la cima más alta de Álava con la intención de mostrar lo que esta sucediendo en la empresa en la que trabaja (por poco tiempo) un servidor: Cegasa, fábrica de pilas afincada en Vitoria desde hace décadas y patrocinadora de la primera expedición vasca al Everest en 1974. De ahí el lema de la pancarta.

Hace un par de semanas nos encontramos con un papel en el tablón de anuncios firmado por la Dirección en el que se nos anunciaba que 240 de 360 trabajadores vamos a ir a la calle. La empresa justifica esto diciendo que hay unas pérdidas millonarias que obligan a paralizar la producción de pilas. La realidad es que a lo largo de estos dos últimos años han montado una fábrica de pilas en China, con el antiguo nombre de Cegasa: Tximist.

Si la empresa quiere llevar la producción a China, adelante. Pero que no disfrace una deslocalización con una mala situación de la empresa. ¿Cómo nos afecta esto? Pues aparte de vernos en la calle sin haber tenido la Dirección la poca verguenza de decirnoslo a la cara, Cegasa ha presentado un ERE (Expediente de regulación de empleo) por el que (si el Gobierno Vasco lo a acepta) nos van a pagar una miseria de indemnización en vez de los 45 días por año trabajado que debiera darnos en otra situación.

Señores directivos de Cegasa: Durante más de diez años he acudido puntualmente a mi puesto de trabajo, no he cogido ninguna baja, he cumplido con todas y cada una de mis obligaciones. Ahora cumplan ustedes con su parte, despidanme, pero denme la indemnización estipulada en mi contrato. No intenten robarnos a 240 trabajadores, mientras ustedes cobran sueldos millonarios pese a la mala gestión que han hecho y hacen de la empresa. Mi único consuelo es que yo me voy a la calle ahora, pero a ustedes si siguen gestionando una empresa como si fuera "la finca del señorito" les quedan cuatro días.

Pd. No era mi deseo inicial poner en este blog comentarios ajenos al trail running, pero como podeís imaginar es una situación que me afecta bastante. Afortunadamente, salir a correr es la mejor terapia para apaciguar la mala leche que me está creando esta situación. Espero que el siguiente comentario no sea tan gris. ¡Saludos a todos los que visitais este blog y una feliz navidad!

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Un día precioso.



Ayer fue un día de invierno perfecto para entrenar: un día claro, un paisaje nevado y frío. He llevado la cámara y he grabado algúnos momentos del recorrido que suelo hacer normalmente. Me siento privilegiado de poder entrenar por estos sitios. Dejo aquí unos enlaces donde los podeis ver:















lunes, 3 de noviembre de 2008

Llegó el frío.


El otoño ha llegado y con él la lluvia y el frío. Desde el pasado jueves sólo el sábado no ha llovido. El viernes incluso me nevó subiendo a Kapildui. A partir de ahora el frío y el agua me van acompañar en mis entrenamientos. He dejado en el fondo del cajón las camisetas de verano y los pantalones cortos. Un equipamiento exiguo tiene que ser reemplazado por: zapatillas con goretex ( con polainas si hay nieve o mucha agua), pantalón pirata o largo, camiseta térmica, cortavientos o chubasquero, buff o gorro y guantes. En las salidas vespertinas sería la primera vez en que que se hace de noche (¡Maldito horario de invierno!) por lo que el frontal también es imprescindible.

Muchos días el tiempo va a ser la excusa perfecta para quedarme en casita calentito junto al fuego. ¡Noooo! ¡Tengo que quitarme esa idea de la cabeza! Tengo que pensar en positivo. La lluvia, la nieve y el frío no tienen que ser un obstáculo. Ya no hay carreras de montaña a la vista. Sólo haré alguna de asfalto más por correr acompañado que por otra cosa. Estos meses sólo tengo que disfrutar de cada salida, notar las hojas caídas de los hayedos bajo mis pies y disfrutar al llegar a casa de una ducha calentita y un buen vaso de leche caliente.

Queda mucho para las primeras carreras de montaña y mucho en que pensar. Sin embargo, como todos los años, estos meses pasarán volando y hay muchos objetivos nuevos rondando en mi cabeza.

jueves, 9 de octubre de 2008

II Olatzagutia Mendi Lasterketa. Pasito a pasito.



Esta vez al menos no había que madrugar. La salida de la II Carrera de Montaña de Olatzagutia-Urbasa era a las 10 horas.

Cuarenta minutitos de coche y a las 9 horas ya se respiraba ambiente de carrera en el pueblo pese al frío reinante (unos cinco grados ). Tras aparcar, la rutina de siempre, localizar la zona de salida, recoger el dorsal, cambiarse y a calentar. A las 9:40 todos en la salida, muchas caras conocidas, era la última carrera de las cuatro que componen la Copa de Euskadi de carreras de montaña y todo aquel que aspiraba a llevársela estaba allí.

Puntualmente se da la salida y se produce la estampida de rigor. Los que disputaban la carrera salen como galgos y ya cogen distancia en el único kilómetro asfaltado que nos habría de llevar a la senda que corta perpendicularmente el puerto que conduce a la Sierra de Urbasa. En estos escasos 4 kilómetros ascendemos 700 mts. de desnivel por unas rampas durísimas. Debido a lo estrecho del camino en algunos tramos se producen algunos atascos y se van definiendo los grupos de corredores. Una vez alcanzada la planicie de Urbasa nos adentramos en la sierra a traves de pastizales y hayedos subiendo dos cimas entre las cuales había un descenso rapidísimo a traves de un hayedo en el que había que sortear todo tipo de obstáculos (raíces, piedras...). Como en todos los descensos pronunciados (una de mis asignaturas pendientes) pierdo posiciones que vuelvo a recuperar en la subida al Gainsoil.

Tras esto, rápido descenso hasta Olatzagutia por la misma senda que corta el puerto de Urbasa y entrada en la Plaza Mayor en uno de los últimos grupos que finalizaron la carrera.

¿Contento? A medias. Por una parte cumplí con mi objetivo de bajar de 3 horas: 2hrs. 50 min. Por otro lado, solo llegaron unas diez personas detrás mío. Me digo a mí mismo que a esto último tampoco tengo que darle mucha importancia, ya que era una carrera con apenas doscientos corredores y la mayoría experimentados, pero, sin embargo, escuece un poco. Queda mucho camino por realizar para mejorar, pero ganas no faltan. Mientras tanto, apretar los dientes en los entrenamientos y pensar en la próxima carrera.

jueves, 11 de septiembre de 2008



Se acerca otra carrera más . A ver de lo que soy capaz esta vez. El próximo sábado 27 de septiembre saldremos a las 10.00 horas desde la localidad navarra de Olatzagutia para recorrer 23,200 kms por la sierra de Urbasa.

Espero no tener problemas físicos como en la anterior carrera de Amorebieta. En estos dos meses estoy entrenando bastante y sin ningún problema. Ahora que he cogido bastante fondo, un día a la semana estoy dándole preferencia a la velocidad. Espero que estas buenas sensaciones sumadas a los tres kilitos que he perdido desde agosto me sirvan para hacer un mejor tiempo que en carreras anteriores. Mi objetivo para esta carrera: acercarme a las 3 horas.

Soy consciente de que me falta mucho para aproximarme a los tiempos de la gente que lleva algún tiempo en esto de las carreras de montaña. Sólo llevo entrenando año y medio, con dos lesiones importantes en medio. Sin embargo, tengo el gusanillo dentro, cada vez hago mejores tiempos y me siento más a gusto corriendo. ¿Qué más puedo pedir? A día de hoy sólo quiero ir mejorando poco a poco. ¿Hasta dónde? Os lo seguiré contando.

Pd. Os recomiendo visitar el blog Never Stop Exploring. Crónica y sensaciones recientes de un finisher de la UTMB 2008. ¡Todo un campeón! Muchos consejos útiles para aquellos que algún día se animen a participar en esa lócura: 166 kms y 9.400 mts. de desnivel positivo. ¡Espero poder participar algún día!

jueves, 14 de agosto de 2008

¡Se acabaron las vacaciones!



Llegó el temido final de las vacaciones. Dos semanitas no han dado para mucho. Las he pasado en compañía de mi chica y Athos en Esteiro, un pueblo costero de Barbanza (Coruña). Como siempre he aprovechado para escaparme con Athos a correr cuando Lupe se iba a la playa.


Al final he entrenado bastante, pese al calor y la humedad ( se notaba mucho comparado con Markinez). Al salir de casa ya estaba sudando sin empezar a correr. Pese a todo, he hecho unos 70 kilómetros por semana. He recorrido la sierra de Barbanza, y desgraciadamente, he visto lo que pueden hacer los incendios en los pinares que el verano pasado todavía había. Tambien tuve una mala experiencia que al final terminó bien. Tras dos horas de carrera siguiendo los hitos de un sendero de pequeño recorrido llegué a una zona donde ya no había ninguna marca, de vez en cuando aparecía algún "cairn", pero el camino no se apreciaba bien al haberse arrasado el bosque el año pasado con un incendio. Además, se nos echó la niebla encima con lo que pretendiendo encontrar el camino ( era una ruta circular y no quería dar la vuelta) me desorienté todavía más. Intenté seguir el curso de un río que bajaba en dirección al mar y casi no salgo. Finalmente, opté por dar vuelta e intentar encontrar el sendero por el que había venido. Me empecé a poner nervioso y no veía ninguna marca, pero, apareció el instinto de Athos, se puso delante mío sin decirle yo nada y en menos de quince minutos estabamos en el sendero por el que habíamos venido. Ese día Athos se ganó el pienso. Todo quedó en un susto, afortunadamente.

Este mes, como no hay ninguna carrera a la vista próximamente, me limitaré a acumular kilómetros a un ritmo suave. Seguiré así todo el mes de agosto, saliendo al atardecer para no sufrir mucho con el calor e intentar mejorar el fondo haciendo tiradas de dos o tres horas.


Os mantendré informados cuando haya alguna novedad. Mientras tanto sigo entrenando y disfrutando de la naturaleza.

martes, 8 de julio de 2008

II. Aramotz Mendi Lasterketa.


LLegó el día. Fiestas de Markinez y yo levantándome a las 6 de la mañana para ir hasta Amorebieta. La noche anterior fuí formal, no bebí, pero hasta las dos de la mañana no me acosté. Cuatro horas de sueño no era lo más apropiado para una carrera de 27 kms. y 1.600 mts. de desnivel positivo.
8:30. Dando vueltas para encontrar aparcamiento se empieza a ver ambiente de carrera: gente calentando, buscando el control de firmas... Por fin encuentro un sitio para aparcar, me acerco hasta el parque Zubiondo, recojo el dorsal, vuelvo al coche, me cambio y a las 8:45 ya estoy calentando. ¡Eso es rapidez! Control de firmas, un bertsolari (desconocido, al menos para mí) nos echa un verso hablando de lo populares que se están volviendo estas carreras y al lío. Somos unas 230 personas de todo tipo y condición, aunque abundan los machacas :dícese del tío que nada más verle se sabe que hace más kilómetros en una semana que tú en todo el mes: peso pluma, piernas llenas de venas y camiseta de alguna prueba durísima, a poder ser de fuera de nuestras fronteras. Esto último acojona un huevo. Un segundo grupo, bastante nutrido, de gente de entre treinta y cuarenta años (entre los que me incluyo) que nos conformamos con terminar sin percances. El grupo de despistados: algún chaval con cara de seguir de gaupasa, otro con botas de monte ( y no precisamente ligeras), otro con tres capas de ropa ( éste no se imagina lo que suda uno corriendo)... Y por último, el grupo de los incombustibles: varios abueletes ( y abueletas) rondando los 60 años (con dos coj....).
Todos juntos y en armonía salimos del Parque Zubiondo. Lo de la armonía es porque la salida es neutralizada hasta las afueras de Amorebieta. Una vez que se levanta la cinta que llevan dos quads se produce la estampida. Yo como acostumbro me quedo en el grupo de cola. Y cuando empiezan las primeras rampas empiezo a pasar a gente que en la parte llana me había sacado algo de distancia. Empieza a aparecer el barro que no nos dejaría en todo el trayecto. Según dicen algunos el día anterior llovió sin parar y el recorrido estará impracticable. En esta primera rampa, alrededor del kilómetro 5, me empieza a pinchar el cuadriceps. Hace un par de semanas tuve una pequeña molestia, se me pasó en un par de días de reposo. Esta semana he hecho dos entrenamientos largos y no he notado nada. Pero, ahora ahí está, y no ha hecho más que empezar. En el km. 9 alcanzamos la primera cota, al bajar con lo peligroso del terreno embarrado, será donde me empiece a molestar de verdad la pierna. No me equivoco, cada vez que apoyo la pierna derecha noto un pinchazo. Toca bajar el ritmo. Esta no va a ser la carrera de mi vida. Comenzamos a ascender, de nuevo, hacia Leungane (1006 mts.). Esta parte es muy dura, la mayor parte es por roca con una caída bastante importante a la derecha. Me pareció bastante peligrosa por lo mojado que estaba. Llegamos a la cima en medio de una espesa niebla y bajo un sirimiri que ya no nos abandonaría hasta el final.
Ahora comienza el martirio, casi 11 kilómetros de bajada hasta Amorebieta (82 mts.). Varios de ellos bastante técnicos, y yo con la pierna hecha un cristo. Bajando prefiero no arriesgar y me quedo con dos chicos que bajan bastante suave. Pese al cuidado que con que bajamos mis compañeros de fatigas se caen varias veces, pese que el objetivo de uno de ellos era: "no manchar el pantalón y no contar a la mujer en el berenjenal que me he metido". Yo voy librando de caerme ( de algo tiene que valer estar todo el día en el monte), pero lo de la pierna ya es algo serio. Cada vez que piso veo las estrellas. Cuando la bajada se pone más fácil uno de los compis aprieta y me quedo con el que llegaría hasta meta. Pienso en parar en algún control (quedan dos) y que me vea la Cruz Roja y me den algo tipo Reflex, pero me entra la paranoia de que igual no me dejan seguir y aguanto como puedo hasta meta. Llegamos en un penoso tiempo de 4 hrs. 20 min. (158º puesto). En Lakuntza, con un par de kms. más hice 3 hrs. 20 min. Esto da una muestra del estado del recorrido y de mi pierna.
En la llegada, mucha gente animando y ambientillo de fiesta. De regalo, un par de camisetas, queso y sidra. Dos chicas me dieron un corto pero reconfortante masaje ( lo mejor de la carrera en ese momento). Duchita y a casa a comer.
Sensaciones un día después: Una carrera preciosa, pero muy dura. Volveré sin duda otro año. Es mi primera espinita clavada en esto de las carreras. No me salió como quería y he de repetirla. Muchas veces digo que en estas carreras fuera del asfalto hay muchas cosas que te pueden desquiciar: el mal tiempo o el calor, una molestia, un tramo técnico del recorrido... En esta carrera todos esos factores me han afectado en mayor o menor medida. Y el resultado ha sido 60 minutos más de sufrimiento que los que pretendía. De la experiencia se aprende. Y tengo mucho que aprender y muchas carreras donde hacerlo.
Pd. Hoy la molestia de la pierna es una leve cojera y un gran hematoma en la cara interna del cuádriceps. Se impone visita al traumatólogo.

miércoles, 18 de junio de 2008

V Lakuntza Mendi Lasterketa



Domingo, 15 de junio de 2008. 9:30 de la mañana en Lakuntza, un precioso pueblo de la Sakana. El cielo gris y la temperatura ideal para correr.Me he levantado a las 6:30 de la mañana. A las 8 horas llego al parking. Mientras nos cambiamos intercambiamos nuestras dudas sobre el tiempo, si lloverá o no, la cantidad de barro que nos encontraremos... En la salida veo caras que carrera tras carrera se me van haciendo conocidas. Unos 250 participantes nos enfrentábamos a una carrera de 28,5 kilómetros que nos llevaría desde Lakuntza (490 mts) a la sierra de Aralar, subiendo el Irumugarrieta (1430 mts) y volviendo a bajar a Lakuntza.
Los nervios no son los mismos que en anteriores carreras. Sé que soy capaz de hacerlo y cada vez conozco mejor mis límites y reconozco cuando debo bajar el ritmo o aumentarlo. Se da la salida y salen como balas. El primer kilómetro es en bajada por asfalto. Inmediatamente, nos enfrentamos a una dura cuesta que hay que subir prácticamente andando. Enseguida se forman los primeros grupos. Nos unimos varios que llevamos un ritmo similar y prácticamente haremos la carrera juntos. Enseguida llegamos a Guardetxe donde hay varios tramos llanos que aprovechamos para aumentar la velocidad y recuperar los músculos de la dura subida. El descanso es breve, en poco tiempo volvemos a ascender. Dejamos las zonas boscosas y entramos en pastizales de altura, ya se ven las rocas del cresterío que tendremos que alcanzar. Las zonas rocosas eran complicadas técnicamente (afortunadamente no había llovido). Posteriormente, me enteraré que bastante gente se ha lesionado en esta zona y en la bajada. Hay que ser muy ágil para subir y bajar corriendo por este cresterío sin resbalarse o dar un mal paso. Llegamos a la cima del Irumugarrieta. Hay un escalón tan alto y complicado que mucha gente tiene que ser ayudada por personas de la organización para ascenderlo.
Comienza el descenso, rapidísimo pero peligroso. Había que bajar con cien ojos y vigilar donde se ponían los pies. En unos kilómetros se termina el cresterío y llaneamos durante unos kilómetros por prados. Llegamos al penúltimo avituallamiento. A partir de aquí se baja a saco. Una bajada bastante técnica de piedra que nos va a llevar hasta tres kilómetros de Lakuntza. En esta vertiginosa bajada hay muchas caídas. Aquí adelanto algunas posiciones ( que luego perderé en los tres últimos kilómetros). Llegamos al último avituallamiento y desde aquí llanear hasta Lakuntza. Los últimos 500 metros en cuesta y meta. 3h 20 minutos. Puesto 180º.
Sensaciones tras la carrera: Quedo contento con la posición. Era una carrera bastante técnica y creía que me iba a acercar más a las cuatro horas. ( El primero llegó en 2h 11 minutos). En la subidas y bajadas técnicas he progresado mucho. Debo mejorar en las bajadas sencillas. Me cuesta coger velocidad. El entrenamiento en montaña me ayuda a subir y técnicamente, pero me quita velocidad.
Fue el estreno de mis nuevas zapatillas en competición: Asics Gel Trabuco VIII. Una maravilla. es como llevar unas de asfalto. Amortiguación inmejorable.
A la organización un 10. Buenos avituallamientos. Mucha gente animando por el recorrido y camiseta de Kukuxumuxu y pintxos varios al finalizar. Servicio de masajes y un pero: Agua fría en las duchas.
La próxima carrera el 6 de julio: Aramotz Mendi Lasterketa.

lunes, 26 de mayo de 2008

Roca, barro, sudor y calambres


Ayer se celebró la XVII Marcha de Fondo del C.M. Gazteiz. A las siete de la mañana estábamos preparados para afrontar los 44 kilómetros de una ruta circular que saldría de Angosto, pasaría por 9 cimas de la Sierra de Arkamo y volver a Angosto.
En la salida parecía que nadie se atrevía a lanzarse a correr, aunque había mucho machaca con pintas de correr como gacelas, por lo que me puse en cabeza y corrí en solitario en medio de una espesa niebla haciendo en cabeza las dos primeras cimas.
Al ir cogiendo altura la niebla se fue disipando y tenía una vista impresionante desde la cima de Peña Alta. Allí me despisté un poco con las marcas que mostraban el camino y me cogió un grupo de gente experimentada con los que decidí continuar ya que llevaban un ritmo que podía aguantar. Hicimos juntos las siguientes tres cimas. En el segundo control de paso nos dijeron que un chico que se había adelantado había sido mordido por un mastín que cuidaba del ganado.
Más adelante algunos del grupo (sobre el kilómetro 25) tiraron un poco más y me quedé con otro chico que estaba preparando la marcha Hiru Haundiak y continué con él hasta prácticamente el final. Llevábamos un ritmo vivo que podíamos aguantar hasta el final. Esta parte central de la marcha discurría por rocas sueltas que te dejaba las plantas de los pies machacadas. afortunadamente todavía no había aparecido el barro.
A falta de 14 kilómetros empezaron a aparecer los problemas. Preveíamos llegar en seis horas y media. Marchábamos en los puestos 8º y 9º, yo ni me lo creía.Eran las 11:20 y pretendíamos terminar la marcha en 6h. y media. Pero ya me temía, que al no haber hecho nunca distancias tan largas no tardarían en aparecer los problemas musculares.
Primer problema: En un cambio de dirección no vimos las marcas y continuamos rectos casi dos kilómetros, cuando nos dimos cuenta de que íbamos mal y cogimos el camino bueno ya habíamos perdido 20 minutos y nos habían alcanzado varias personas.
Segundo problema: Las dos últimas cimas se subían por cuestas imposibles que había que subir a cuatro patas. Allí empezaron los problemas musculares. Empecé a tener calambres en los cuádriceps y tuve que bajar el ritmo, tomé glucosa y en unos minutos volvía a marchar casi normalmente. El compañero tiró para adelante. Yo ya no podía aguantar el ritmo.
Tercer problema: Tras la última cima, ya me costaba hasta caminar. Y hizo su aparición el barro. Esos siete kilómetros me costó hacerlos casi dos horas. Barro por encima del tobillo, caídas y resbalones constantes. Un martirio. El que diseñó la última parte del recorrido se lució. En algún sitio debía haber alguna cámara oculta grabando los resbalones.
Finalmente, llegué a la meta. Llegué sobre el puesto 20º. En los últimos kilómetros me pasó bastante gente. Pese a todo, una experiencia durísima, pero tampoco creía que iba a tener tan buen rendimiento a lo largo de cuarenta kilómetros.
Conclusiones: Para la siguiente, me he de hacer con unos bastones para ayudarme en las subidas y bajadas fuertes. La mayoría de los machacas los llevaban y me dijeron que en las subidas ayudaban mucho. He de cambiar las zapatillas. En la foto no se aprecia , pero tienen un desgarrón importante, con lo que ahora solo tengo las zapatillas que uso para entrenar. Otra sangría para mi maltrecha economía. Luego decía que el ciclismo era un deporte caro. Voy comprando un par cada seis meses. La verdad es que acaban destrozaditas.
Bueno, a seguir entrenando y progresando.Poco a poco se va notando la mejoría. Os seguiré contando mis aventurillas.

viernes, 23 de mayo de 2008

Todo listo para la Marcha del Gasteiz



Quedan poco más de 24 horas para la XVII Marcha de Fondo del C.M. Gasteiz y a mí ya me empieza a entrar el acojone. Van a ser 44 kms. con bastante desnivel. Ya me empiezo a comer la cabeza. La verdad es que las condiciones no van a ser las más apropiadas. Esta semana estoy trabajando de noche y salgo a las seis de la mañana del sábado y el domingo me tengo que levantar a las cinco de la mañana. Eso si consigo dormir bien la noche del sábado, despues de estar durmiendo toda la semana de siete a una del mediodía. Con eso ya tengo asegurado que el descanso de esta semana ha sido nulo. De hecho, ninguno de los entrenamientos de esta semana (y han sido bastante suaves) los he terminado a gusto. Al final va a ser verdad eso de que es tan importante el descanso como el entrenamiento.

Otro factor a tener en cuenta, el meteorológico: lleva toda la semana lloviendo. Para el domingo hay una probabilidad de lluvia del 95%. No va a hacer frío (algo menos de 20ºC), pero correr lloviendo durante 44 kms. no cero que sea una experiencia muy agradable. Sobre todo si no consigo mantener los pies secos. Siempre hay algún charco en el que me meto hasta la rodilla. Ayer, sin ir más lejos, aterricé de cabeza en uno.

Bueno, solo quería dejar constancia de los nervios que estoy pasando en estas horas previas a la carrera. Cosas de novato. Nunca he hecho una distancia tan larga, pero espero que con calma y sin forzar demasiado pueda acabarla sin demasiados problemas. La salida será a las 7 de la mañana desde el Monasterio de Angosto. Espero poder acabarla no mucho más tarde de las 13 horas. Luego tengo que ir a comer a Bilbao que es el cumpleaños de la suegra y si no llego a tiempo mi mujer me mata. A eso se le llama correr con presión añadida.

jueves, 15 de mayo de 2008

I Carrera de Montaña de Navarrete



Supongo que alguna vez tenía que ser. Hasta ahora nunca había tenido unas sensaciones tan negativas en una carrera. Salvo en la cuesta que se ve en la foto (soy el dorsal 292), un cortafuegos de bastante pendiente, en el resto de tramos no encontré el ritmo y me empecé a comer la cabeza. Pretendía rondar un tiempo de 1h 15 min. e hice 1h. 34 min. Un desastre. Dormí bastante poco la noche anterior ( había celebración con unos amigos), pero no creo que sea excusa para lo mal que lo hice.

En cuanto a la organización todo correcto. Se modificó el recorrido por el mal tiempo. Se añadieron dos kilómetros más de asfalto, sumando así un total de 16 kilómetros, en su mayor parte por parcelarias y asfalto. Lo único negativo, en mi opinión, es que siendo una carrera denominada de montaña, la única parte de sendero era la de la cuesta que era un cortafuegos de bastante pendiente, pero era tan solo un kilómetro del total del recorrido. La carrera se enmarcaba dentro del Fin de Semana Solidario de Navarrete. Todo lo recaudado en las diferentes actividades se destinará a cooperación con países en vías de desarrollo. Aunque solo fuese por esta causa solidaria merecía la pena participar.

Próximo objetivo: XXVII Marcha de Fondo del C.M. Gasteiz. son 44 kms. con llegada y salida en Angosto. Debe ser un recorrido bastante agreste y con bonitas vistas. Me lo tomaré como una prueba en la distancia. Nunca he probado una distancia tan larga, pero mi objetivo tan solo es terminar.

Os tendré informados.

sábado, 10 de mayo de 2008

Esos locos que corren.

Hoy ha sido día de descanso. Sólo he trotado cinco kilómetros bajo la lluvia. No ha parado de llover en todo el día. Mañana es la carrera de Navarrete. Ya os contaré que tal.
Enredando en internet he encontrado este texto de un escritor uruguayo hablando sobre la "locura" de los corredores populares. Me parece que muchos nos podemos ver reflejados.


Esos locos que corren.

Yo los conozco.
Los he visto muchas veces.
Son raros.
Algunos salen temprano a la mañana y se empeñan en ganarle al sol.
Otros se insolan al mediodía, se cansan a la tarde o intentan que no los atropelle un camión por la noche.
Están locos.
En verano corren, trotan, transpiran, se deshidratan y finalmente se cansan... sólo para disfrutar del descanso.
En invierno se tapan, se abrigan, se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia les moje la cara.
Yo los he visto.
Pasan rápido por la rambla, despacio entre los árboles, serpentean caminos de tierra, trepan cuestas empedradas, trotan en la banquina de una carretera perdida, esquivan olas en la playa, cruzan puentes de madera, pisan hojas secas, suben cerros, saltan charcos, atraviesan parques, se molestan con los autos que no frenan, disparan de un perro y corren, corren y corren.
Escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas, escuchan a los horneros y a las gaviotas, escuchan sus latidos y su propia respiración, miran hacia delante, miran sus pies, huelen el viento que pasó por los eucaliptos, la brisa que salió de los naranjos, respiran el aire que llega de los pinos y entreparan cuando pasan frente a los jazmines.
Yo los he visto.
No están bien de la cabeza.
Usan championes con aire y zapatillas de marca, corren descalzos o gastan calzados.
Traspiran camisetas, calzan gorras y miden una y otra vez su propio tiempo. Están tratando de ganarle a alguien.
Trotan con el cuerpo flojo, pasan a la del perro blanco, pican después de la columna, buscan una canilla para refrescarse... y siguen.Se inscriben en todas las carreras... pero no ganan ninguna.
Empiezan a correrla en la noche anterior, sueñan que trotan y a la mañana se levantan como niños en Día de Reyes.
Han preparado la ropa que descansa sobre una silla, como lo hacían en su infancia en víspera de vacaciones.
El día antes de la carrera comen pastas y no toman alcohol, pero se premian con descaro y con asado apenas termina la competencia.
Nunca pude calcularles la edad pero seguramente tienen entre 15 y 85 años.
Son hombres y mujeres.
No están bien.
Se anotan en carreras de ocho o diez kilómetros y antes de empezar saben que no podrán ganar aunque falten todos los demás.
Estrenan ansiedad en cada salida y unos minutos antes de la largada necesitan ir al baño.
Ajustan su cronómetro y tratan de ubicar a los cuatro o cinco a los que hay que ganarles.
Son sus referencias de carrera: "Cinco que corren parecido a mí".
Ganarle a uno solo de ellos será suficiente para dormir a la noche con una sonrisa.
Disfrutan cuando pasan a otro corredor... pero lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje.
Preguntan por el puesto de hidratación y se enojan porque no aparece.
Están locos, ellos saben que en sus casas tienen el agua que quieran, sin esperar que se la entregue un niño que levanta un vaso cuando pasan.
Se quejan del sol que los mata o de la lluvia que no los deja ver.
Están mal, ellos saben que allí cerca está la sombra de un sauce o el resguardo de un alero.
No las preparan... pero tienen todas las excusas para el momento en que llegan a la meta.
No las preparan...son parte de ellos.
El viento en contra, no corría una gota de aire, el calzado nuevo, el circuito mal medido, los que largan caminando adelante y no te dejan pasar, el cumpleaños que fuimos anoche, la llaga en el pie derecho de la costura de la media nueva, la rodilla que me volvió a traicionar, arranqué demasiado rápido, no dieron agua, al llegar iba a picar pero no quise.
Disfrutan al largar, disfrutan al correr y cuando llegan disfrutan de levantar los brazos porque dicen que lo han conseguido.
¡Qué ganaron una vez más!
No se dieron cuenta de que apenas si perdieron con un centenar o un millar de personas... pero insisten con que volvieron a ganar.
Son raros.
Se inventan una meta en cada carrera.
Se ganan a sí mismos, a los que insisten en mirarlos desde la vereda, a los que los miran por televisión y a los que ni siquiera saben que hay locos que corren.
Les tiemblan las manos cuando se pinchan la ropa al colocarse el número, simplemente por que no están bien.
Los he visto pasar.
Les duelen las piernas, se acalambran, les cuesta respirar, tienen puntadas en el costado... pero siguen.
A medida que avanzan en la carrera los músculos sufren más y más, la cara se les desfigura, la transpiración corre por sus caras, las puntadas empiezan a repetirse y dos kilómetros antes de la llegada comienzan a preguntarse que están haciendo allí.
¿Por qué no ser uno de los cuerdos que aplauden desde la vereda?
Están locos.
Yo los conozco bien.
Cuando llegan se abrazan de su mujer o de su esposo que disimulan a puro amor la transpiración en su cara y en su cuerpo.
Los esperan sus hijos y hasta algún nieto o algún abuelo les pega un grito solidario cuando atraviesan la meta.
Llevan un cartel en la frente que apaga y prende que dice "Llegué -Tarea Cumplida".
Apenas llegan toman agua y se mojan la cabeza, se tiran en el pasto a reponerse pero se paran enseguida porque lo saludan los que llegaron antes.
Se vuelven a tirar y otra vez se paran porque van a saludar a los que llegan después que ellos.
Intentan tirar una pared con las dos manos, suben su pierna desde el tobillo, abrazan a otro loco que llega más transpirado que ellos.
Los he visto muchas veces.
Están mal de la cabeza.
Miran con cariño y sin lástima al que llega diez minutos después, respetan al último y al penúltimo porque dicen que son respetados por el primero y por el segundo.
Disfrutan de los aplausos aunque vengan cerrando la marcha ganándole solamente a la ambulancia o al tipo de la moto.
Se agrupan por equipos y viajan 200 kilómetros para correr 10.
Compran todas las fotos que les sacan y no advierten que son iguales a las de la carrera anterior.
Cuelgan sus medallas en lugares de la casa en que la visita pueda verlas y tengan que preguntar.
Están mal.
-Esta es del mes pasado- dicen tratando de usar su tono más humilde. -Esta es la primera que gané- dicen omitiendo informar que esa se la entregaban a todos, incluyendo al que llegaba último y al inspector de tránsito.
Dos días después de la carrera ya están tempranito saltando charcos, subiendo cordones, braceando rítmicamente, saludando ciclistas, golpeando las palmas de las manos de los colegas que se cruzan.
Dicen que pocas personas por estos tiempos son capaces de estar solos -consigo mismo- una hora por día.
Dicen que los pescadores, los nadadores y algunos más.
Dicen que la gente no se banca tanto silencio.
Dicen que ellos lo disfrutan.
Dicen que proyectan y hacen balances, que se arrepienten y se congratulan, se cuestionan, preparan sus días mientras corren y conversan sin miedos con ellos mismos.
Dicen que el resto busca excusas para estar siempre acompañado.
Están mal de la cabeza.
Yo los he visto.
Algunos solo caminan... pero un día... cuando nadie los mira, se animan y trotan un poquito.
En unos meses empezarán a transformarse y quedarán tan locos como ellos.
Estiran, se miran, giran, respiran, suspiran y se tiran.
Pican, frenan y vuelven a picar.
Me parece que quieren ganarle a la muerte.
Ellos dicen que quieren ganarle a la vida.
Están completamente locos.


Marciano Durán

sábado, 26 de abril de 2008

¡Que calor!



¡Llegó el calor! Hoy tocaba entrenamiento largo. Han sido 17 kms. bastante durillos. No tanto por las cuestas, como por el calor que ha hecho. Athos ha venido con la lengua fuera desde el primer kilómetro. No ha dejado de meterse en todos los charcos que hemos pasado. Yo vuelvo a lucir moreno de ciclista. Otro verano en que la gente me va a mirar raro en la playa.
He salido de Markinez, pasando por Beolarra hasta llegar a Kapildui y vuelta para casa. El recorrido no es duro, pero es una subida constante, que acaba quitando fuerzas. El chirimbolo de la foto, es una estación meteorológica del Gobierno Vasco justo en la cima de Kapildui. Como podeís ver ni una nube. Un día espléndido.
Balance de la semana: He hecho 46 kms en cuatro días de entrenamiento. Me encuentro bien, aunque a veces me da la sensación de que no estoy descansando lo suficiente y noto las piernas bastante cargadas. Supongo que el trabajar a tres turnos no ayuda mucho a que el cuerpo se recupere. Esta semana tocaba de mañana y los madrugones eran a las 4:40. Pero, como suelo oír a menudo en casa, sarna con gusto no pica. De las lesiones que padecí ni rastro. Era en los entrenamientos largos, como el de hoy, cuando tenía molestias. De todas formas, despues de los estiramientos aplico frío en el aquiles y Voltarén en aquiles y rodillas. Más vale prevenir que curar.

jueves, 24 de abril de 2008

Empezando a trotar.

Luego dicen que el deporte es sano. Más de quince años practicando el ciclismo sin ninguna lesión de importancia, empiezo a correr y en un año dos lesiones importantes: el tendón de aquiles y la rótula. Dos meses de rehabilitación me han servido para tomarme las cosas con más calma en 2008. He aprendido que no me puedo convertir en corredor de la noche a la mañana, que todo lleva su tiempo. Esto es una carrera de fondo para la que hay que tener paciencia. Ahora hago rodajes más suaves, alterno días intensos con días de "trote cochinero". Incluso descanso algún día. Ahora no me salto ninguna sesión de estiramiento tras los entrenamientos. Y parece que funciona. Hace tres meses que volví a entrenar desde el otoño de 2007 y esto marcha. Por el momento todo son buenas sensaciones y ganas de progresar. Como decían los "Siniestro Total": "Ante todo mucha calma"


El pasado domingo corrí la XXIII Subida a Estíbaliz. Hice un tiempo de 1h 18 min. para un recorrido casi completamente llano de 15 kms (unos 5 minutillos el km. de media). Empecé los primeros 5 kms. a un ritmo de 4,30, luego bajé el ritmo bastante y lo mantuve hasta el final. Fue una carrera un tanto aburrida.Afortunadamente hice grupo con unos chicos de Ziordia y fuimos charlando casi hasta Estíbaliz. Tantos kilómetros en llano se me hicieron pesadísimos. Pero como prueba del estado de forma estoy contento. Llegué muy entero, con fuerzas para haber seguido corriendo más tiempo. Mantuve las pulsaciones entre 165-170, incluso en los tres últimos kilómetros de subida, el único sitio donde me ví con fuerzas y adelanté a bastante gente.


El siguiente objetivo será el 11 de mayo en la I Carrera de Montaña de Navarrete (La Rioja). Es un recorrido de 15 kms. con 800 mts de desnivel acumulado. Desconozco el trazado, pero debe haber un muro bastante duro. En esta carrera si que espero esforzarme al máximo. La X-treme Finaga de Basauri del año pasado también tenía 800 mts. de desnivel para la misma distancia. Espero poder mejorar el tiempo de forma considerable (En Basauri hice 1h 15 min).


Os tendré informados.

viernes, 18 de abril de 2008

Saludos a todos.

Rigel me convirtió en Malamute runner.









Antes que nada una pequeña presentación. Mi nombre es Patxi, vivo en Markinez, un pequeño pueblo de la Montaña Alavesa. Pensé en crear este blog para dar a conocer mi aficion principal: el trail running, para que nos entendamos: correr por el monte y ponerme de barro hasta las orejas.
Lo de malamute runner es a causa del bicho que me hizo interesarme por las carreras de montaña, un alaskan malamute de nombre Rigel. Antes de tener perro practicaba el cicloturismo asiduamente. Pero decidimos adoptar un malamute abandonado en la perrera. Y allí empezó mi interés por los deportes de montaña. Rigel tenía tanta energía que había que canalizarla de alguna manera, y me empecé a interesar por el canicross. ¿Canicross? Es correr con el perro atado a tí con una cuerda elástica y un arnés. Era divertido, pero me apetecía más que el perro fuese a su aire, sin tener que andar pendiente de tirar de mí. Y así comenzó todo. Desgraciadamente Rigel ya no está. Ahora me acompaña un joven golden retriever de nombre Athos.





Gracias a todos por el interés. A partir de hoy si hay algo relevante que contar aquí me encontraréis.